Alertas

 En un primer momento se da la creación de un vínculo de confianza. Dicho vínculo, en muchos casos, se realiza a través de sobornos o engaños. El abusador normalmente finge otra edad, muy cercana a la de la víctima, puede que haga regalos, empatice a un nivel profundo con los niños y niñas, atendiendo sus problemas. Posteriormente, se da una fase en la que se busca el aislamiento de la víctima, donde el agresor intenta debilitar la red de apoyo natural del niño, niña o adolescente (familiares, amistades, docentes, etc.) dejándolo desprotegido. Por este motivo induce a la víctima a que mantenga toda la interacción que llevan a cabo en secreto. Otra fase hace referencia al cálculo de riesgos, en la cual el agresor tiende siempre a asegurar su posición, preguntando a la víctima si alguien más conoce su relación, como también conocer el acceso de otros al ordenador o dispositivo que utiliza el niño, niña o adolescente. 

La siguiente fase es entablar conversaciones sobre sexo. Una vez que se siente con confianza, el abusador empieza a introducir conversaciones sexuales de manera paulatina. Busca que la víctima se familiarice tanto con la temática sexual como con el vocabulario.
Generalmente como fase final, el agresor procede a realizar peticiones de naturaleza sexual, siendo éste el objetivo principal del grooming. En este punto es donde el agresor utiliza la manipulación, las amenazas, el chantaje o la coerción para que la víctima le envíe material sexual, relate fantasías sexuales o la relación culmine con un encuentro físico.


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